Stephen Frears (The Grifters, High Fidelity, The Queen) nos trae este drama basado en la historia real de Philomena Lee, joven que quedo embarazada de adolescente y fue obligada a entregar el niño en adopción al mismo tiempo que era retenida como una esclava dentro de un convento debido al pecado cometido.
Una historia que podría ser un dramón lacrimógeno insufrible, termina siendo un drama muy bien equilibrado, gracias a la buena mano de Frears, pero sobre todo a las impecables actuaciones de Judi Dench (Philomena Lee) y Steven Coogan (Martin Sixsmith, el periodista que ayuda a Philomena a encontrar a su hijo). La química entre ambos actores hace que cada momento que pasan juntos en la pantalla sea un deleite para el espectador, desde la estética de los personajes, hasta los diálogos donde chocan dos culturas y formas de ver la vida totalmente diferentes. Ella, es una señora sencilla, sumamente creyente, inocente y con un alma buena que irradia paz a su alrededor; en contraparte tenemos a Martin, el periodista agnostico, venido a menos, que casi por casualidad decide escribir la historia de Philomena y que termina por convertirse en su vengador.
El film es una cachetada de realidad a la ya venida a menos Iglesia Católica, y muestra el lado oscuro de un convento en Irlanda que, bajo el pretexto de pagar por sus pecados, esclavizaba a las jóvenes, las obligaba a dar a luz totalmente desprotegidas y en pobres condiciones de salubridad, para terminar vendiendo los niños a familias ricas de los EE.UU.
La película se centra en el viaje en el que Philomena y Martin se embarcan para descubrir quien es y donde está su hijo. En el camino se desenreda una historia de engaños, abusos y redención. Además incluye un par de giros que hacen más interesante la historia. No sigo para no revelar detalles de la trama.
Un drama muy recomendable.
Puntaje: 10/10
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