Sam Raimi regresa al género que lo hizo saltar a la fama en los ochentas: terror sarcástico, surreal y exagerado. Sí, ese terror que no se termina de tomar en serio y que es más bien una montaña rusa de 90 min de duración.
La historia es muy sencilla y directa: una joven ambiciosa toma una serie de decisiones que desencadenan la ira de una vieja gitana, quien como venganza le hecha una maldición encima. De ahí en adelante la película se centra en la lucha de la joven contra el demonio que luego de tres días de tormentos vendrá a tomar su alma.
Con efectos especiales a la altura de la historia y una narrativa ágil y directa, Raimi, nos muestra un pequeño cuento moral, donde la ambición y la codicia llevan a la joven Christine a enfrentar esta situación. A pesar de que se arrepiente de lo hecho, ya es muy tarde y una serie de eventos sellan su destino. Es en este momento donde entra en acción Rham Jas, un vidente que ayudará a Christine a deshacer la maldición que le han impuesto. Y, es justamente Rham Jas ese personaje que cierra el circulo de surrealismo que hacen que Drag Me To Hell sea la perfecta heredera de Evil Dead, Evil Dead 2 y Army of the Dead. Y aunque puede ser una película similar (en su estructura) a la segunda, es este tipo de historias las que hacen que el género del terror respire aires frescos.
Después de dirigir las tres Spiderman, esta película es un ejercicio de volver a sus raíces cinematográficas que todos los espectadores debemos agradecer y celebrar.
Puntaje: 9/10
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